sábado, 21 de septiembre de 2019

Momentos

Hace tiempo que cree este blogger. comence a conocer el mundo el blog y de repente deje de escribir y copartir cosas.
Soy madre de cuatro hijos, docente y me encanta emprender, pero siempre pienso miles de ideas de proyectos para emprende y me cuesta mucho canalizarlas, supongo que no se bien lo que me apaciona. Puedo hacer muchas cosas y quiero hacer muchas. Pero cuando estoy, por hacerlas me bajoneo o no me animo.
Por ahora voy a retomar este blogges para compartir mis pensamiento, mis preguntas y buscar lo que me apaciona. 

martes, 3 de junio de 2014

cuentos para crecer UN PUÑADO DE SEMILLAS

hace tiempo encontré un cuento muy hermoso, mientra lo leía me emocionaba con cada uno de sus palabras relacionado se con la palabra que seguía.
Por eso hoy se los comparto

Un puñado de semillas

Concepción vivía con su abuela en una casita en la cima de un cerro. Juntas limpiaron el terreno para hacer un huerto. Sembraron maíz, frijoles y ají.
—Recuerda guardar suficientes semillas para la próxima siembra –dijo la abuela–. Así nunca te faltará de comer.
Todos los días, Concepción bajaba a la quebrada a buscar agua y regresaba con los pesados baldes colgando de sus hombros. Vaciaba con cuidado el agua alrededor de las matas de maíz.
Pasaron las semanas. El sol brillaba. Luego, llegaron las lluvias y el maíz creció muy alto. Los tallos de los frijoles se enroscaron en busca del sol y las matas de ají florecieron.
Cuando el maíz, los frijoles y el ají maduraron, la abuela entregó parte de la cosecha al dueño de la tierra y guardó suficiente para tener con qué comer. Vendió el resto al vecino que lo llevó al mercado de la ciudad, allá lejos, en el valle.
Un día triste, la abuela murió.
—No te puedes quedar aquí –dijo el dueño de la tierra a Concepción–. Ya alquilé esta parcela a otra familia.
—Pero yo puedo trabajar para usted –dijo Concepción.
—Esta familia puede trabajar más que tú. Puede cosechar mas frijoles y maíz –replicó el dueño.
Entonces, Concepción tuvo que dejar la casita de paredes pintadas y piso de tierra.
—Ven a vivir con nosotros –dijo la mujer del vecino.
Pero Concepción sabía que ellos tenían siete hijos que alimentar.
—Me iré para allá –dijo señalando el valle nublado donde estaba la ciudad.
—Es una caminata demasiado larga para piernas tan cortas –dijo con tristeza la mujer del vecino.
—Mis piernas se han hecho fuertes de tanto cargar agua.
Concepción se despidió y abrazó a la mujer del vecino y a sus hijos.
—Que Dios te acompañe –le dijeron.
Concepción hizo un atado con el maíz, los frijoles y el ají que la abuela había guardado, y partió con su pequeña carretilla por el sendero pedregoso que bajaba al valle. Fue una caminata muy, muy larga. Concepción tenía los pies cansados y rotos cuando por fin llegó al barrio que rodeaba la ciudad.
Vio cientos de ranchos de hojalata, plástico y cartón que estaban amontonados unos encima de otros.
—¿Esto es la ciudad? –pensó desalentada–. Y yo que creí que sería hermosa.
Caminó por los estrechos callejones llenos de barro, y ya agotada por el cansancio se topó con una pandilla de niños.
—¿No ves por dónde vas, tonta?
—Perdón –contestó Concepción amablemente.
Los niños tenían la ropa rota, las caras sucias y el pelo enmarañado. Pero cuando Concepción les sonrió, ellos también sonrieron.
—Me llamo Tomás. Y tú, ¿de dónde vienes?
Concepción señaló los cerros en la distancia y dijo:
—Mi abuela murió.
—Si quieres, puedes quedarte con nosotros. Te enseñaremos a recoger basura para venderla y a sacar comida de los puestos de venta sin que te vean.
—Eso es robar –dijo Concepción sorprendida.
Tomas se encogió de hombros:
—Es mejor que morirse de hambre.
—Tengo maíz, frijoles y ají –dijo Concepción mostrando su carretilla.
—Eso no es suficiente para una buena comida –contestó Tomas con desprecio.
—Cuando crezcan las plantas habrá suficiente, ya verás.
—Aquí no crecerán jamás. ¡Estás loca! –Tomás la miró un rato y luego agregó:
—Pero de todos modos, puedes quedarte con nosotros.
Y así, Concepción se quedó a vivir con los niños a la orilla del basural. Construyó un pequeño muro de piedras. Con el mango roto de una olla cavó la tierra y plantó un puñado de semillas de maíz, de frijoles y de ají.
Todos los días regaba y miraba atentamente hasta que vio brotar los primeros retoños, verdes y brillantes. Los frijoles y el ají florecieron y en todo el barrio, no había nada más bonito que el pequeño huerto de Concepción. Y ella estaba segura de que, desde el cielo, su abuela cuidaba del huerto.
Pero un día, Tomás y los otros niños llegaron corriendo hasta el basural, perseguidos por la policía. Los niños corrían y lloraban. Los policías gritaban y los golpeaban.
Concepción se escondió en medio de la basura.
— ¿Para qué me vine a la ciudad? –se preguntaba.
Cuando todo pasó, se asomó poquito a poco, como un ratón asustado. Los niños estaban llenos de moretones y el huerto estaba lodo pisoteado.
—¿Por qué lloras? –preguntó Tomás enfadado–. No fue a ti a quien le pegó la policía.
—Mi huerto está destrozado. Si el maíz, los frijoles y el ají hubieran madurado, habríamos tenido comida para vender y ustedes no tendrían que robar.
—De nada te sirve llorar. Tu huerto se acabó.
Concepción se secó los ojos.
—No, no se acabó –dijo–. Todavía me quedan algunas semillas.
—Está bien –dijo Tomás, pasándose la lengua por el labio roto–. Esta vez te ayudaremos nosotros.
Con la ayuda de todos, araron un trozo grande de terreno y sembraron el resto de las semillas de la abuela. Hicieron turnos para regar las matas y cuidarlas. Pronto, el maíz creció muy alto. Las vainas de los frijoles estaban gordas y firmes y brillaban los pequeños ajíes verdes y amarillos.
—Haremos una gran fiesta –dijo Tomás–. Y el resto, lo llevaremos a vender al mercado.
—Pero siempre debemos guardar semillas para la próxima siembra –recordó Concepción.
Cocinaron el maíz y los frijoles con el ají. El delicioso aroma de la comida se esparció por el barrio.
Cuando comenzaban a comer, otra pandilla de niños hambrientos apareció. Concepción y Tomás los invitaron a compartir la comida.
—Nuestro huerto no alcanzará para alimentar a todos los niños del barrio –se lamentó Concepción.
Pero entonces tuvo una idea. Tomó un puñado de las semillas que había guardado y se las dio al jefe de la otra pandilla. Le explicó cómo preparar la tierra, cómo sembrar y regar las plantas.
—Y siempre debes guardar suficientes semillas para la próxima siembra y para compartir con los otros niños del barrio –le dijo Concepción, tal como la abuela le había dicho a ella.
El muchacho prometió hacerlo.

Concepción estaba segura de que la abuela le sonreía desde el cielo y que sus ojos ya no estaban nublados por la edad, sino brillantes como las estrellas sobre el barrio.
Monica Hughes; Luis Garay Un puñado de semillas Caracas, Santiago, Ediciones Ekaré, 1996

viernes, 30 de mayo de 2014

shiiiiiiii llego el invierno

Hola.. hoy les traigo unos simpáticos gorritos tejidos a crochet, con distintos motivos para los niños y niñas. 
yo estoy encaminando algunos modelos  para mis pequeños.
vamos a las fotos







 aclaro que ninguna de estas imagenes las he realizado yo. 
hasta la próxima 

jueves, 29 de mayo de 2014

una tarde de te

HOLA... mis hijos tenían un cumpleaños de una amiga, y se nos ocurrió hacer un juego de te, todo con material reciclado...
también estuve buscando algunas fotos en pagina, blog y redes sociales, como ideas para hacer a mis niños. les dejo una serie de fotitos...
un juego para jugar con los mas pequeños de la casa 
 wiiiiiiiiii....
 los burbujeros... recuerdos de mi infancia
y una idea buenísima para jugar con hermanos, padres, tios. A trabajar la memoria!!! 
- Pronto subo más fotos de mis juguetes para mi hijos.

martes, 27 de mayo de 2014

TIEMPO

Tanto tiempo, sin tiempo... mis cuatros hijitos, el trabajo, lleva tiempo... tiempo que me hace falta para poder hacer las cosas que me gustan los juguetes para mis niños, tejer, pintar, siempre haciendo algo para la casa, para los amigos...
que feliz me siento, sin tiempo pero feliz...

domingo, 1 de diciembre de 2013

SEGUIR

buenas
hace mas de 10 meses nacieron mis hijitas, dos gemelas divinas y tengo dos varones de 5 y 3 años, a los cuatro los disfruto un montón, ya que no trabajo tantas horas fuera de casa. estamos encaminando nuestra casa donde voy a poder tener muchas plantas, para hacer varias mas manualidades y ahora que pienso voy a tener que decorara... eso me emociona... 
Cuando decidí tener un blog, quería publicar todo el tiempo pero no fue así, bueno pero espero ahora  organizarme y ponerme un rato cada semana para contar como va mi casa...
saludos 
carola

domingo, 24 de marzo de 2013

RECICLANDO ROPA

buscando ideas para reciclar ropa que tengo encontré ALGUNAS IDEAS, les dejo algunas fotos.